Cada uno de nosotros tiende a pensar que la vida se encuentra de alguna manera dentro de nuestro cuerpo y que el medio ambiente está separado de nosotros, pero el Budismo enseña que nuestra vida comprende nuestra familia, amigos, la sociedad, los lugares en que vivimos y hasta el universo.
En términos budistas, se llaman respectivamente shoho, el sujeto viviente y eho, el medio ambiente objetivo. Juntos esos dos están abreviados como esho o “vida y medio ambiente”; estos dos existen en una relación de funi, que significa “dos pero no dos”.
Esho funi quiere decir que un ser vivo y su medio ambiente son en esencia una totalidad viviente. En un nivel fundamental de la vida misma, no hay separación entre nosotros y el medio ambiente. Esta dimensión se llama la entidad de todos los fenómenos, la realidad que es el estado de buda o la Ley Mística. Nichiren Daishonin dice: “El ambiente es como la sombra, y la vida como el cuerpo”, esto significa que cualquier estado de vida que manifieste un individuo será manifestado simultáneamente en su ambiente. Por ejemplo, una persona que está en el estado de animalidad, percibirá al medio ambiente como una selva donde sólo los fuertes sobreviven.
Así como nuestro medio ambiente no está separado de nosotros, cualquier cambio profundo en nuestro karma, inevitablemente se reflejará en nuestro entorno. Mientras acumulamos karma “favorable” al estar practicando el Budismo, los efectos del karma se harán evidentes, no sólo reflejados en nosotros mismos sino en nuestro entorno también, en forma de mejores circunstancias materiales, mayor respeto de los demás, etc.
Existe en este principio una importante clave para mejorar el estado del mundo. Las personas hacen esfuerzos enormes para acabar con la guerra, la pobreza, la contaminación y otros males del medio ambiente, pero con frecuencia los problemas persisten a pesar de estos esfuerzos. Desde el punto de vista budista uno puede decir que esto es porque la condición de vida básica de las personas continúa no iluminada. En cuanto las personas actúen sobre la base de la avaricia, y el egoísmo, estos mismos estados persistirán en su medio ambiente objetivo. Pero si una persona tras otra basan su vida en la Ley Mística y manifiestan su budeidad latente, se creará una base inamovible para un mundo mejor.
Por lo tanto, nuestra iluminación no se limita a nosotros mismos sino que ejerce una influencia sobre nuestras familias, comunidades, naciones, y finalmente, sobre toda la humanidad. El principio de la unidad de la vida y su medio ambiente es la razón fundamental para afirmar que la práctica budista de una sola persona efectuará una transformación en toda la sociedad.
El Budismo amplía la entera realidad de la vida y nos muestra la manera de tener una vida victoriosa, la existencia más satisfactoria y completa.
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