Nueva Revolución Humana

El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, en su novela La Nueva Revolución Humana, dedica varios capítulos a la lucha de pioneros de los primeros inmigrantes japoneses miembros de la Soka Gakkai al Paraguay. Así comenzó todo y gracias a ellos hoy podemos conocer y practicar el Budismo dentro de la SGIPY:

Capítulo Roturación (36)

Después de recibir la orientación de Kiyohara, la anciana abuela sentía un cambio en su vida, pensaba ahora que su nieto con un mal en la vista era un tesoro para toda la familia. Luego también, los miembros de esa familia habían decidido en forma unitaria esforzarse en la práctica de la fe por la felicidad del niño.

Luego, un miembro de la División Masculina como haciendo una solicitud, dijo: “¿El presidente Yamamoto también podrá venir alguna vez al Paraguay?”

“Si ustedes continúan sin desmayo en sus esfuerzos en la práctica de la fe, con toda seguridad él también vendrá.” “Yo voy a trasmitir su deseo, inmediatamente… ¿Por qué no vamos a esforzarnos todos con la meta de invitar a Sensei al Paraguay?”

Las preguntas continuaron hasta la medianoche. Los miembros que habían venido de diferentes colonias tuvieron que hospedarse en diferentes casas, de Miyagui y otros miembros de Chávez.

En la mañana del día siguiente, después de hacer gongyo todos juntos, hubo tiempo para dar orientación personal, y luego realizar el examen del Budismo.

Lo que hizo conmover a los dirigentes visitantes fue el sincero esfuerzo de los miembros para estudiar el Budismo. A pesar de que no contaban con materiales de estudio como el Daibyakurenge o el Seikyo Shimbun, habían copiado las disertaciones del Gosho que en ellos se publicaban. Se notaba que habían estudiado muy seriamente, a pesar de estar viviendo en situaciones difíciles.

Los dirigentes visitantes comprendieron profundamente que aunque las condiciones fueran difíciles o se viva en medios desfavorables, si cada uno tiene un firme espíritu de búsqueda puede esforzarse cada vez más en el estudio del Budismo.

El día 6 de marzo, después de las 4 de la tarde, el grupo de Kiyohara dejó la colonia de Chávez.

Avanzando en el microbús, en el camino crecen frondosos árboles. Los dirigentes visitantes pensaron: “¿Si yo estuviera solo en medio de este ambiente adverso, podría continuar practicando la fe verdaderamente?….Hemos venido a orientarlos, pero ¿no será que nosotros debemos aprender de ellos?”

La fe no se decide por la posición ni el cargo en la organización. Todo depende de, que por la causa del kosen rufu, qué clase de batalla se ha librado y qué se ha logrado en concreto. Y lo importante es que no importa en qué parte del mundo uno se encuentre, el lugar donde uno está ahora es el campo de su lucha por el kosen rufu y el mejor lugar para el ejercicio budista que se convertirá, a la vez, en la tierra eternamente de luz apacible.

Fue en 1993 cuando el anhelo de Shin ‘¡chi y los miembros por fin se concretó con la visita del presidente Yamamoto al Paraguay. Fue un encuentro emocionante que brillará por siempre como si fuera una grandiosa pintura.

En ese viaje, Shin ‘ichi tuvo entrevista con el presidente de la República y el Ministro de Relaciones Exteriores, y el gobierno del Paraguay lo distinguió con la más alta condecoración, la Gran Cruz, en reconocimiento a su contribución por la paz del mundo.


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