Nichiren Daishonin, el Buda original, envió cartas a sus seguidores denominados goshos, en las cuales expone su agradecimiento, sus acciones, enseña el camino correcto de la fe, da orientaciones, aliento a sus discípulos, y otras son cartas personales. También hay algunas que son tratados y amonestaciones al gobierno, y a la gente que manejaba el poder.

Nikko Shonin, sucesor legítimo del Buda, les dio el nombre de Goshos – Go, es un prefijo honorífico, y sho, significa escritura.

Nichiren Daishonin escribió en silabario japonés simple para que entiendan los creyentes laicos y la gente del pueblo. En esos días, sólo algunos tenían la oportunidad de aprender los caracteres chinos, y en las escuelas-templos muy pocos recibían este tipo de enseñanza.

Nichiren Daishonin evitó el chino clásico, más erudito y complicado; y se sirvió del silabario japonés más sencillo, y utilizando parábolas y hechos anecdóticos de la historia y de la actualidad de la época; tanto china como japonesa, para transmitir los principios y fundamentos Budistas, en forma fácil y comprensible.

También escribió en chino clásico a un número limitado de discípulos. Más bien sus escrituras en éste estilo, estaban dirigidas en calidad de amonestación a las autoridades y oficiales del gobierno, a los sacerdotes de otras sectas y a los ex regentes, con influencia sobre el gobierno.

Debemos estudiar el Gosho, como guía fundamental de nuestra práctica. En él encontraremos los eternos principios Budistas para la felicidad de toda la humanidad, así como el correcto camino de la Fe, la Práctica y el Estudio.

El Gosho nos enseña la forma más rápida, fácil y sencilla para que, a través de nuestro esfuerzo; logremos la felicidad verdadera y el kosen rufu en el mundo.