Carta de la S.G.I.
Preámbulo
En ningún otro momento de la Historia,
la humanidad se había visto tan oscilante entre la guerra y la
paz, la pobreza y la abundancia, la igualdad y la discriminación,
como lo estuvo en el siglo veinte.
Las armas nucleares, epítome del
progreso de la tecnología y la industria militar han sido causa
de masacres en masa, aun cuando dichas armas representan una casi segura
extinción de la especie humana. La producción y el consumo
en gran escala, que caracterizan a la economía moderna, han determinado,
por un lado, el surgimiento de países industrializados que disfrutan
de una abundancia sin precedentes, y por otro, países en vía
de desarrollo que se ven acosados por la pobreza aplastante y la indigencia.
Tampoco se vislumbra el fin de los conflictos
humanos. En esta centuria, después de haber sufrido dos terribles
guerras mundiales, la sociedad internacional finalmente ha tomado conciencia
de su destino global aunque todavía, persiste la cruda realidad
de la violencia étnica y la discriminación religiosa. Como
si esto fuera poco, el egoísmo del hombre ha causado asimismo serios
males al medio ambiente global. Frente a tales dilemas, una nube de incertidumbre
parece extenderse sobre la suerte del género humano.
Nosotros, quienes representamos a las organizaciones
que constituyen la SGI, tenemos plena convicción
en que el budismo de Nichiren Daishonin es una filosofía que parte
del reconocimiento de la dignidad del hombre y del valor universal de
los derechos humanos, y que incentiva a los individuos a albergar misericordia
por sus semejantes. Estamos convencidos de que la capacidad creadora del
espíritu humano no sólo permite superar las innumerables
crisis que afronta la humanidad sino que además, contribuye a construir
una sociedad pacífica y próspera fundada sobre los cimientos
de una coexistencia armoniosa.
Aproximandonos al siglo XXI, nosotros,
los miembros de la SGI, enarbolamos nuestra
bandera como ciudadanos del mundo, y nos comprometemos solemnemente a
resolver los problemas de orden global con espíritu de tolerancia,
mediante el diálogo constante y la estricta observancia del espíritu
de la "no violencia". Al adoptar esta resolución en esta
20ª Asamblea General de la SGI, nos comprometemos
a contribuir al avance de la sociedad humana.
Artículos
1. La SGI
contribuirá con la paz, la cultura y la educación de toda
la humanidad, basándose en el budismo que respeta la dignidad de
la vida humana.
2. La SGI,
como una organización conformada por ciudadanos del mundo, protegerá
los derechos fundamentales del hombre sin establecer discriminación
alguna.
3. La SGI
respetará y protegerá la libertad de culto.
4. La SGI
promoverá la comprensión del budismo de Nichiren Daishonin
propiciando el intercambio entre las personas, para contribuir así
a la felicidad de cada individuo.
5. Por medio
de sus organizaciones afiliadas, la SGI alentará a sus miembros
a ser buenos ciudadanos y a contribuir con la prosperidad de la sociedad.
6. La SGI
respetará la independencia y la autonomía de sus organizaciones
afiliadas según las condiciones prevalecientes en cada país.
7. Sobre la
base del espíritu de tolerancia que caracteriza al Budismo, la
SGI respetará a las demás religiones, dialogará con
ellas y buscará su cooperación para resolver temas fundamentales
que afectan a toda la humanidad.
8. La SGI
respetará la diversidad de las culturas y promoverá su intercambio,
creando así una comunidad internacional de mutuo entendimiento
y armonía.
9. La SGI
promoverá la protección de la naturaleza y el medio ambiente
teniendo como base la idea sostenida por el budismo sobre la coexistencia
simbiótica.
10. La
SGI contribuirá con la educación, en lo que concierne a
la búsqueda de la verdad, así como con el progreso del saber,
para brindar a los individuos la posibilidad de desarrollarse y disfrutar
de una vida satisfactoria y feliz.
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