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Práctica
Fundamentos

Es una tendencia grabada en la vida de cada uno, que no está determinada por un ser superior o externo a nosotros, sino que es el resultado de nuestras acciones pasadas y presentes. Nuestro aspecto, carácter, sexo, enfermedades, lugar de nacimiento, situación económica, problemas de desarmonía en cualquier tipo de relación; es karma que acumulamos en el pasado, o sea que nada es casualidad, sino producto de la Ley de Causa y Efecto.

La Ley de Causa y Efecto es la Ley de la vida, que rige todo el universo y que por lo tanto, alcanza a todos los seres aún cuando no la conozcan. Toda causa invariablemente resulta en un efecto y todo efecto proviene de una causa.

El Budismo explica que, esencialmente, la Ley de Causa y Efecto es simultánea. En el momento en que se creó una causa, se registra un efecto, como una semilla sembrada en las profundidades de la vida. Aunque el efecto esté sembrado en el mismo momento en que se crea la causa, puede que no aparezca instantáneamente. Cuando aparecen las circunstancias externas correctas, el efecto se transformará de lo potencial a lo real. Visto de otra manera, nuestro karma es como un saldo bancario de efectos latentes que experimentamos cuando nuestras vidas se den con las condiciones ambientales apropiadas.

Una causa es realizada a través de la acción creando así nuestro karma. El Budismo clasifica las acciones en tres categorías: las palabras que decimos, los pensamientos que tenemos y el comportamiento físico que manifestamos.

El karma yace latente en nuestras vidas, esperando el momento de manifestarse. En este caso el karma como “fuerza latente” se asemeja a las semillas de las plantas, que alimentadas por la influencia externa del sol, agua y los nutrientes, maduran y dan frutos.

Respecto a las “acciones”, estas pueden ser: buenas, malas o neutras. Ejemplo: ayudar a alguien que se ahoga es bueno. Matar a un animal por diversión es malo. Pasear por el parque es neutro.

El concepto de karma, combina dos elementos fundamentales: la Ley de Causalidad y la Eternidad de la Vida.

El Budismo ve las alegrías y tristezas de la vida presente como efectos de causas acumuladas en vidas anteriores. Por otro lado, ve las causas acumuladas en esta existencia como factores determinantes en las vidas futuras.

El hecho de que poseamos un karma no quiere decir que sea fijo e inmutable y que no podamos hacer nada para transformarlo. El karma y el libre albedrío son ideas complementarias. Como el bien y el mal, el uno no puede existir sin el otro. Por el libre albedrío es que uno crea su propio karma, tanto bueno como malo. El Budismo enseña que cualquier karma, por más negativo que sea, puede ser erradicado.

Para eso Nichiren Daishonin hizo conocer Nam myoho renge kyo, para transformar nuestras vidas hacia un destino mejor. De esta forma podemos transformar nuestro karma pasado en fuente de felicidad. La práctica budista nos enseña a valorizar la vida que ahora estamos llevando; ya que nuestro comportamiento presente crea y determina nuestra futura existencia, nos esforzamos denodadamente para cultivarnos y hacer el máximo cada día.

Algunas acciones producen resultados específicos que aparecerán en un momento determinado –esto es conocido como karma fijo o inmutable. Otras acciones producen resultados no determinados o específicos en su naturaleza u oportunidad –este es el karma no fijo o mutable. A menudo, el karma inmutable es utilizado para describir la duración de la vida de una persona, porque el momento de la muerte es visto, en el Budismo, como determinado o establecido por la influencia del karma.

La fe y la práctica hacen posible un cambio del destino y la acumulación de buena fortuna. La clave para atravesar el muro de nuestro mal karma y crear la futura felicidad yace en nosotros mismos –en nuestras propias acciones. Cuando nos involucramos libremente en la invocación de daimoku y en las actividades de la SGI , una poderosa vitalidad emergerá desde nuestro interior. No sólo nosotros atravesaremos las restricciones que nos impone nuestro pasado karma, sino que también construiremos una base sólida de buena fortuna y felicidad para el futuro.

Nosotros los miembros de la SGI tenemos un muy buen karma, al ser devotos del Sutra del Loto, abrazar el Gohonzon y tener un Mentor en la vida como Daisaku Ikeda.

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