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Práctica
Fundamentos

Existen muchas clases de relaciones: relaciones de sangre entre padres e hijos o hermanos y hermanas, relaciones de trabajo entre el superior y los subordinados, relaciones sociales entre amigos o maestro y estudiantes. Estas relaciones son muy importantes, y la felicidad y prosperidad de las familias y de la sociedad descansan en si esos vínculos permanecen o no fuertes y en si los individuos pueden o no asociarse unos con otros sobre bases constructivas. Pero de todas las relaciones humanas, la relación mentor y discípulo es la más profunda e importante. Sólo a través de la relación mentor y discípulo podemos aprender y enseñar a otros cómo perfeccionarse como seres humanos y cómo relacionarnos mejor con la vida y cómo contribuir a la humanidad. Éste es el único vínculo de vida a vida que continúa por toda la eternidad y que permanece firme, no importa dónde podamos estar.

El mentor y el discípulo son uno, y por ello, aunque son independientes, no existe diferencia esencial entre ambos. La igualdad es el factor más importante en la relación mentor y discípulo. El mentor significa el Buda, alguien iluminado con respecto a la Ley. El discípulo es la persona que está en el proceso de lograr esa iluminación. Ellos difieren sólo en esto. El mentor expone la enseñanza de su iluminación para que sus discípulos comprendan la Ley y, de ese modo, trata de hacerlos perfectamente iguales a él. Por lo tanto, en síntesis, ambos son iguales ante la Ley y están unidos desde el punto de vista de esa Ley. Aquí yace el significado de la inseparabilidad de mentor y discípulo.

Este enfoque presenta un agudo contraste con la idea judeo-cristiana de la distinción entre Dios y los seres humanos, según la cual, el deseo de Dios y su palabra son ley. Cuando se considera a Jesucristo como mentor y a sus seguidores como discípulos, se traza entre ambos una rígida distinción.

En el Budismo de Nichiren Daishonin, la relación entre el mentor y el discípulo está basada en el principio de la igualdad perfecta. El mentor es Nichiren Daishonin, y sus discípulos son los que propagan sus enseñanzas. Durante la Ceremonia del Aire, expuesta en el Sutra del Loto, tanto Nichiren Daishonin como sus discípulos aparecieron juntos, el Daishonin como líder, y sus discípulos, como Bodhisattvas de la Tierra.

La relación mentor-discípulo es un concepto filosófico y práctico a la vez. Los discípulos pueden alcanzar el mismo estado de Budeidad que su mentor, practicando las enseñanzas de éste. En el Budismo de Nichiren Daishonin, éste es el camino directo a la iluminación, o sea, creer en el Gohonzon y practicar según las enseñanzas del Daishonin.

Ser un buen discípulo no significa solo aprender del mentor y seguirlo. En su propia área y campo de acción, los discípulos deben asumir el compromiso de propagar el Budismo. Éstos comparten totalmente la responsabilidad con el mentor.

Daisaku Ikeda expresa: “Yo estaba decidido a hacer realidad los sueños, palabras y esperanzas de mi maestro Toda. Aferré la posta espiritual de la inseparabilidad de mentor y discípulo, y con ella en mano, me lancé a correr. Y corrí y corrí...” Por eso, la relación mentor y discípulo depende de la sinceridad y compromiso del discípulo en realizar el corazón del mentor y la grandeza de un mentor, está determinada por las obras de sus discípulos. Mientras haya un solo discípulo verdadero, la corrientel kosen rufu no se detendrá.

Por supuesto, que el mentor y el discípulo no necesariamente tienen que vivir ambos en el mismo tiempo y lugar. La grandeza del discípulo no se determina por la proximidad física con el mentor, sino que lo más importante es su corazón, su postura y su sentido de misión. Esta relación entre mentor y discípulo va más allá de las limitaciones del tiempo y del espacio; por eso es la clase de relación humana ideal.

Los tres primeros presidentes de la Soka Gakkai (Makiguchi, Toda e Ikeda) han mantenido intacto el espíritu de la relación mentor-discípulo que caracteriza al Budismo de Nichiren Daishonin, ahora como discípulos genuinos es nuestra misión ponernos de pie, tomar la posta y seguir avanzando en bien de la humanidad.

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