La Soka Gakkai es una organización global budista de base comunitaria que promueve la paz, la cultura y la educación, centrada en el respeto a la dignidad de la vida. Sus miembros estudian y ponen en práctica la filosofía humanística del budismo Nichiren.
En su acción individual, los integrantes de la Soka Gakkai procuran desarrollar su potencial inherente, mientras contribuyen a los lugares donde viven y se comprometen con los problemas colectivos que afectan a la humanidad.
“Esta es la época de los jóvenes.
Los jóvenes no dependen de nadie.
Ni se prenden de los faldones de otras personas.
‘Abriré mi propio camino hacia delante…
Promoveré el kosen-rufu. Me encargaré de que la SGI sea victoriosa’. Ese es el espíritu de los jóvenes y la actitud de los auténticos sucesores que aman y valoran la SGI. “
Daisaku Ikeda, Presidente de la SGI
Una de las convicciones centrales de la Soka Gakkai es la dedicación permanente al diálogo y a la no violencia, así como la idea de que la felicidad individual está indisolublemente ligada al establecimiento de la paz.
La práctica diaria
La práctica budista diaria fundamental que llevan a cabo los miembros de la Soka Gakkai en sus hogares consiste en entonar la frase “Nam-myoho-renge-kyo” y en recitar partes del Sutra del loto.
Asimismo, los miembros se encuentran periódicamente en reuniones de diálogo, organizadas en pequeños grupos, donde estudian los principios del budismo en relación con la vida cotidiana. En sus experiencias personales, los participantes cuentan cómo están aplicando la práctica budista a sus desafíos y metas.
El linaje budista
Las enseñanzas en las cuales se basa la Soka Gakkai pertenecen a la tradición del humanismo budista iniciada con Shakyamuni en el subcontinente indio. Uno de sus valores centrales es el respeto a la dignidad y a la existencia de todos los seres humanos.
Habiendo elucidado la verdadera naturaleza de la vida, Shakyamuni viajó extensamente, dedicado a compartir su sabiduría con los semejantes. La verdad con respecto a la cual se iluminó está enunciada en el Sutra del loto, una enseñanza central del budismo Mahayana que postula que la budeidad —caracterizada por el amor compasivo, la sabiduría y la valentía— es un estado inherente a todas las personas.
Las enseñanzas del Sutra del loto fueron transmitidas y desarrolladas por estudiosos y maestros budistas de la India, la China y el Japón, entre los cuales se destacaron Zhiyi (el gran maestro Tiantai) en la China y Nichiren en el Japón.
En el siglo xiii, Nichiren identificó que “Nam-myoho-renge-kyo” era la esencia del Sutra del loto y enseñó una práctica consistente en la recitación de esta frase, como medio para que todas las personas puedan superar el sufrimiento y construir una vida plena y feliz.
Su movimiento de base ciudadana, formado por 12 millones de miembros en 192 países y territorios, trabaja para difundir en el mundo actual el mensaje de empoderamiento del budismo Nichiren y del Sutra del loto.
Historia
Las raíces de la organización se remontan a 1930, cuando Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda fundaron en el Japón la Soka Kyoiku Gakkai (Sociedad pedagógica para la creación de valores), precursora de la actual Soka Gakkai.
Liderada por Makiguchi, su primer presidente, comenzó siendo un grupo de maestros interesados en impulsar la reforma educativa; luego, fue convirtiéndose en un movimiento dedicado a mejorar la sociedad por medio de la transformación interior de los individuos que promovía el budismo Nichiren.
En 1943, Makiguchi y Toda fueron encarcelados como “delincuentes ideológicos”, por resistirse a adoptar la religión estatal sintoísta que el gobierno militar, en su afán de controlar el pensamiento colectivo, había impuesto a los ciudadanos. Makiguchi murió en prisión; Toda recuperó la libertad en 1945 y se consagró a reconstruir la Soka Gakkai. Años después, asumiría su conducción como segundo presidente.
En 1947, en la caótica sociedad de la posguerra, Daisaku Ikeda conoció a Josei Toda y decidió ser su discípulo e ingresar en la Soka Gakkai. En 1960 fue nombrado tercer presidente y, bajo su liderazgo, la organización emprendió su desarrollo fuera del Japón.
En 1975 se creó la Soka Gakkai Internacional (SGI), cuyo marco institucional engloba a todas las organizaciones independientes de la Soka Gakkai en el extranjero. Daisaku Ikeda fue designado presidente de la nueva entidad.
En 1983, la SGI fue acreditada como organización no gubernamental en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC). En 1995 se promulgó la Carta de la SGI, donde se expresa el compromiso de trabajar por un mundo de paz, y de contribuir a la paz, la cultura y la educación basadas en el respeto a la dignidad de la vida.
En 2017, la Soka Gakkai aprobó una nueva Constitución, que clarifica su posición doctrinal y enuncia su objetivo de promover las enseñanzas budistas de Nichiren en bien de la paz y la felicidad humana, además de reglamentar su administración global.
Acción ante los problemas globales
La Soka Gakkai y la SGI participan en iniciativas que ayudan a establecer una cultura de paz. Cada organización local desarrolla su movimiento respetando el contexto cultural de la sociedad a la cual pertenece.
Las actividades de concientización pública se desarrollan en cinco áreas principales: paz y desarme; educación para el desarrollo sostenible y la acción climática; educación en derechos humanos; ayuda humanitaria y reducción del riesgo de desastres; e igualdad de género y empoderamiento de la mujer. Con estos fines, se llevan a cabo exposiciones, simposios, encuentros de diálogo interreligioso, actividades culturales y acciones de apoyo a las Naciones Unidas.
Desde 1983, Daisaku Ikeda presenta anualmente propuestas de paz dirigidas a la comunidad internacional; allí, además de analizar los temas cruciales para la humanidad, propone soluciones y respuestas fundamentadas en la filosofía budista.
Estas propuestas orientan e impulsan las actividades de base ciudadana que emprende la organización, tendientes a confrontar los problemas globales y a construir una cultura de paz duradera.
El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, en su novela La Nueva Revolución Humana, dedica varios capítulos a la lucha de pioneros de los primeros inmigrantes japoneses miembros de la Soka Gakkai al Paraguay. Así comenzó todo y gracias a ellos hoy podemos conocer y practicar el Budismo dentro de la SGIPY:
Capítulo Roturación (36)
Después de recibir la orientación de Kiyohara, la anciana abuela sentía un cambio en su vida, pensaba ahora que su nieto con un mal en la vista era un tesoro para toda la familia. Luego también, los miembros de esa familia habían decidido en forma unitaria esforzarse en la práctica de la fe por la felicidad del niño.
Luego, un miembro de la División Masculina como haciendo una solicitud, dijo: “¿El presidente Yamamoto también podrá venir alguna vez al Paraguay?”
“Si ustedes continúan sin desmayo en sus esfuerzos en la práctica de la fe, con toda seguridad él también vendrá.” “Yo voy a trasmitir su deseo, inmediatamente… ¿Por qué no vamos a esforzarnos todos con la meta de invitar a Sensei al Paraguay?”
Las preguntas continuaron hasta la medianoche. Los miembros que habían venido de diferentes colonias tuvieron que hospedarse en diferentes casas, de Miyagui y otros miembros de Chávez.
En la mañana del día siguiente, después de hacer gongyo todos juntos, hubo tiempo para dar orientación personal, y luego realizar el examen del Budismo.
Lo que hizo conmover a los dirigentes visitantes fue el sincero esfuerzo de los miembros para estudiar el Budismo. A pesar de que no contaban con materiales de estudio como el Daibyakurenge o el Seikyo Shimbun, habían copiado las disertaciones del Gosho que en ellos se publicaban. Se notaba que habían estudiado muy seriamente, a pesar de estar viviendo en situaciones difíciles.
Los dirigentes visitantes comprendieron profundamente que aunque las condiciones fueran difíciles o se viva en medios desfavorables, si cada uno tiene un firme espíritu de búsqueda puede esforzarse cada vez más en el estudio del Budismo.
El día 6 de marzo, después de las 4 de la tarde, el grupo de Kiyohara dejó la colonia de Chávez.
Avanzando en el microbús, en el camino crecen frondosos árboles. Los dirigentes visitantes pensaron: “¿Si yo estuviera solo en medio de este ambiente adverso, podría continuar practicando la fe verdaderamente?….Hemos venido a orientarlos, pero ¿no será que nosotros debemos aprender de ellos?”
La fe no se decide por la posición ni el cargo en la organización. Todo depende de, que por la causa del kosen rufu, qué clase de batalla se ha librado y qué se ha logrado en concreto. Y lo importante es que no importa en qué parte del mundo uno se encuentre, el lugar donde uno está ahora es el campo de su lucha por el kosen rufu y el mejor lugar para el ejercicio budista que se convertirá, a la vez, en la tierra eternamente de luz apacible.
Fue en 1993 cuando el anhelo de Shin ‘¡chi y los miembros por fin se concretó con la visita del presidente Yamamoto al Paraguay. Fue un encuentro emocionante que brillará por siempre como si fuera una grandiosa pintura.
En ese viaje, Shin ‘ichi tuvo entrevista con el presidente de la República y el Ministro de Relaciones Exteriores, y el gobierno del Paraguay lo distinguió con la más alta condecoración, la Gran Cruz, en reconocimiento a su contribución por la paz del mundo.
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